Por César-Javier Palacios de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (@fundacionfrf)
Desde abril y hasta agosto puede verse una interesante exposición de arte en la National Gallery de Londres. Se titula “Primera obra maestra de Tiziano: La huida a Egipto” y en ella se analiza con detalle una obra extraordinariamente ambiciosa e innovadora. ‘La Huida a Egipto ” está considera una de las primeras pinturas del genial artista italiano Tiziano, pintada hacia el año 1506.
La pintura ha sido prestada a Londres por el Museo Hermitage de San Petersburgo y es la primera vez que la pintura se ha visto fuera de Rusia desde 1768, cuando la emperatriz Catalina la Grande la adquirió en Venecia.
Puede parecer extraño hablar de arte y pintura en este blog dedicado a la biodiversidad productiva, pero con sólo observar el cuadro al que hago referencia verán rápidamente su justificación.
El joven Tiziano acababa de salir de su pueblo para conquistar Venezia. Quedaba todavía lejos el ser reconocido por sus contemporáneos como “el sol entre las estrellas”.
Nacido en Cadore, una montañosa región del norte de Italia fronteriza con Austria, el paisaje de su niñez fueron las altas cumbres de los Alpes y su entorno más inmediato la ganadería de montaña. No disfrutó mucho tiempo de estos lugares, pues a los 10 años Tiziano ya estaba trabajando como aprendiz de artista en Venecia. Pero como siempre ocurre, ese paisaje infantil se introdujo en su alma y ya no lo abandonó nunca durante los más de 100 años de su larga y prolífica vida.
Ayer tuve la oportunidad de ver este cuadro en Londres y me quedé maravillado. Cuando Tiziano pensó en un paisaje idílico para situar a la Sagrada Familia camino de Egipto desechó imaginar desiertos.
Instintivamente echó mano a sus recuerdos e imaginó la huída por el, en su inconsciente, lugar más paradisíaco posible: las montañas de su niñez. Y así concibió un mundo idílico pero real, el extraído de su memoria.
En ese plácido rincón de los Alpes todo es armonía. Los animales salvajes no se asustan de la comitiva, pero tampoco de los pastores y sus rebaños. Éstos son representados en el lienzo como auténticos seres salvíficos, tan adaptados a esa naturaleza perfecta como ciervos, aguilas y zorros. Las ovejas y vacas, no me cabe la menor duda, se corresponden con razas autóctonas alpinas, las propias del lugar.
En mi opinión, este cuadro es la imagen perfecta de un ecosistema equilibrado donde, como defendió siempre Félix Rodríguez de la Fuente, el ganadero ejerce una benéfica influencia en el entorno como una especie más de ese perfecto engranaje que llamamos la vida. Lo sabía Félix y lo defendió con sus pinceles hace 600 años el genial Tiziano.
Foto: Detalle de la obra de Ticiano, ‘The Flight into Egypt’, hacia 1506-7. The State Hermitage Museum, St Petersburg. Photograph © The State Hermitage Museum / Natalia Antonova, Inessa Regentova.
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