miércoles, 21 de diciembre de 2011

Música para el bienestar



La música, a través de sus melodías, es capaz de modificar emociones: relajar, alegrar, deprimir y estresar; también es una herramienta pedagógica y estimulante.

Estas cualidades, inconscientes, son utilizadas por profesionales con fines terapéuticos. Unos para motivar ciertas actitudes o controlar emociones.

La fonoaudióloga, Fiorella Serazzi explica que se pueden tratar enfermedades psíquicas, físicas, problemas de aprendizaje y lenguaje.

“Mi campo es el lenguaje y la comunicación de niños. Con la música los motivo a hacer ruidos que luego se convierten en letras, hacemos ejercicios vocales y gestos”, explica.

 La importancia de la música en sus terapias comunicacionales radica en la facilidad que tiene el niño de imitar los sonidos y el canto. Según Serazzi, la musicoterapia es parte del sistema de salud en países como Chile y España, de hecho, la mayoría del material disponible son construidos en esos países.

Por su lado, el psicólogo Dante Espinoza señala que la música es parte importante de las terapias.

“El sonido, las melodías y ritmos tienen su efecto. Relajan y predisponen al paciente. Es un complemento para personas que padecen de adicciones o traumas ”, indica el psicólogo.

La musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.

MÚSICA. Existen dos tipos principales de música en relación con sus efectos: la música sedante, que es de naturaleza melódica sostenida, y se caracteriza por tener un ritmo regular, una dinámica predecible, consonancia armónica y un timbre vocal e instrumental reconocido con efectos tranquilizantes. La música estimulante, que aumenta la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.

El tiempo, ritmo, armonía, tonalidad, altura y otros elementos de la música influyen de distinta manera. Los lentos inducen calma, sentimentalismo, tristeza; los tiempos y ritmos rápidos suscitan impresiones alegres, excitantes y vigorosas.

Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación.
La intensidad es uno de los elementos de la música que influyen en el comportamiento.

5 funciones mínimas de la musicoterapia

Desacelera el proceso de respiración. Controla la presión arterial. La música lenta y a poco volumen puede ayudar a que se sincronicen las pulsaciones con el propio ritmo. Libera las tensiones musculares. Controla la temperatura corporal. Produce endorfinas. Una buena sesión de musicoterapia promueve el estado de bienestar general, suele aumentar el sistema inmunológico y actuar como analgésico natural para el dolor.

 

Música y discapacidad

La música, al igual que otros estímulos portadores de energía, produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico, salud psicológica y apetencia).

La música puede utilizarse como material y método educativo, que además se puede implementar dentro de las terapias para mejorar o restablecer las capacidades físicas y psicológicas.

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