lunes, 21 de noviembre de 2011

La situación económica global disminuye la conciencia ambiental de los gobiernos



La Agencia Internacional de la Energía (AIE) presentó el 16 de Noviembre en Tokio su informe “Perspectiva Energética Mundial 2011″, donde advierte de la disminución de prioridades medioambientales de los gobiernos por la situación económica global.

La directora ejecutiva de la AIE, la holandesa Maria Van der Hoeven, subrayó además que la demanda global de energía primaria se incrementó un 5 por ciento en 2010, lo que aumentó las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) hasta un volumen récord.

El informe del organismo, dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), también resalta la incertidumbre en torno al futuro de la energía atómica tras el accidente en la central nuclear japonesa de Fukushima.

Un supuesto elaborado por la AIE de cara a 2035, en el cual se contempla un escaso aumento del parque nuclear mundial a raíz del accidente, establece que se potenciarían las energías renovables, aunque aumentaría el gasto en importación de recursos fósiles, cuyo mayor consumo haría difícil controlar el cambio climático.

Este escenario, según los cálculos de la agencia, supondría un aumento en la demanda mundial de carbón y gas natural y también de las emisiones de CO2 en un 6,2 por ciento por parte de las empresas eléctricas en todo el planeta.

La previsión de la entidad también considera que las revueltas de este año en el norte de África y Oriente Próximo “han arrojado dudas sobre la fiabilidad del suministro energético” en un panorama en el que las economías emergentes, como China o India, impulsarán la mitad del crecimiento en demanda energética mundial hasta 2035.

Pese a admitir que no hay manera de predecir la evolución de los precios del crudo, muy volátiles el último año, Van der Hoeven explicó que la AIE estima que si en 2012 la inversión se redujera un 30 por ciento en el sector petrolífero del norte de África y Oriente Próximo, el precio medio del barril podría situarse en 150 dólares.

Van der Hoeven destacó también que las próximas dos décadas supondrán “una era dorada” para el gas natural gracias al aumento previsto en su producción, “aunque es necesaria la creación de un marco legal”, recordó, que combata los efectos medioambientales negativos derivados de un mayor consumo de este recurso.

Entre las conclusiones que extrae la AIE de su estudio, una es especialmente destacable: “no podemos permitirnos diferir la actuación adicional necesaria para afrontar el cambio climático si se pretende alcanzar a un coste razonable el objetivo a largo plazo de limitar la elevación de la temperatura media mundial a 2 °C”. Diferir la actuación presente constituye así, y según la AIE, “un error en términos económicos: por cada dólar no invertido en el sector eléctrico antes de 2020, será preciso gastar 4,3 dólares más tras 2020 a fin de compensar el aumento de las emisiones”. La AIE se define como “un organismo autónomo, creado en noviembre de 1974: su mandato original tenía, y sigue teniendo, una doble vertiente: promover la seguridad energética entre sus países miembros mediante una respuesta colectiva a las interrupciones materiales del suministro de petróleo, e investigar y analizar fiablemente las posibilidades de garantizar una energía segura, asequible y limpia a sus 28 países miembros y a terceros”.

 

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