La
lectura es una puerta a un mundo
lleno de sorpresas, experiencias que no siempre podemos vivir, situaciones
posibles e imposibles y que permite saltarse los límites de nuestra realidad.
Estas posibilidades convierten a la lectura junto con la escritura en un gran estímulo para
la creatividad y la imaginación
de los niños y niñas, además de favorecer el desarrollo de la capacidad verbal
y la concentración.
Las
actividades que se pueden hacer para la animación a la lectura son casi infinitas, a partir de un texto podemos
explorar sus personajes, la trama, el lugar, su continuidad etc. Existe una amplia
bibliografía que nos da pistas e ideas para trabajar en clase, además de toda
la información que se comparte en la red donde encontramos propuestas llevadas
a cabo en diferentes centros educativos: talleres de cuenta cuentos, trabajos con adaptaciones cinematográficas en
el aula, club de lectura, préstamos de libros o juegos on-line para afianzar
hábitos lectores.
Todas
estas actividades de animación a la lectura puede llegar desde diferentes formas de expresión: desde la propia lectura,
desde la oralidad (escuchar cuentos, poemas, ver teatro, jugar con la sonoridad
de las palabras,) y desde la escritura. Y es esta última forma de expresión sobre la
que ponemos nuestra atención hoy: la escritura como acto creativo.